Año 1989, Manuel Pérez y Hortensia Alonso dan un giro a su vida creando un típico merendero castellano que, con la irrupción de su hijo Pedro y, años más tarde de Óscar en la cocina, el concepto del restaurante comenzó a cambiar.
La cocina de El Ermitaño es una mezcla de las personalidades de los dos hermanos, distintas pero que enlazan a la perfección, dando como resultado un equilibrio reflejado en su gastronomía.
Con tan sólo 22 años e inspirándose en la sabiduría de los grandes de la cocina, Pedro Mario se introduce de lleno en el mundo de los fogones. Desde muy temprana edad comenzó a descubrir la obra de aquellos que habían llevado la cocina española al reconocimiento internacional.
Con el paso del tiempo, llega a compartir trabajo con aquellos a los que profesaba una profunda devoción.
Por su parte, Óscar comienza su andadura en la cocina siendo un niño.
Con quince años «Jose Luis» le recibió en su Escuela de Hostelería madrileña, donde aprendió los fundamentos de la buena gastronomía, que le sirvieron para comenzar a zambullirse de lleno en la cocina de El Ermitaño.
Cocineros relevantes como Joan Roca y Quique Dacosta, entre una lista inagotable, le han servido de inspiración. Aprender sus técnicas le serviría para convertir la gastronomía castellana en una cocina más experimentada, sin perder ese toque de tradición.
Nuestros chefs se basan en un principio de respeto máximo a las raíces culinarias castellanas. A partir de ahí desarrollan una cocina evolucionada, pero con identidad propia. Fiel reflejo de ello son las propuestas gastronómicas del restaurante.
Por un lado, platos encargados de rendir tributo a la tradición castellana. Y, por otro, las nuevas creaciones que cada cambio de carta trae consigo.