Óscar Manuel

Cuando comenzó su andadura en la cocina, apenas había dejado a un lado su niñez. Con quince años «Jose Luis» le recibió en su Escuela de Hostelería madrileña, donde aprendió las bases de la buena gastronomía, que le sirvieron para comenzar a zambullirse de lleno en la cocina de El Ermitaño. Obtuvo el diploma de cocinero, pero eso no era suficiente, necesitaba engordar su currículum.

Fueron varios cursos técnicos los que realizó, haciendo especial hincapié en aquellos que le sirvieran para elaborar repostería, como cursos sobre chocolate, azúcar y lácteos.
Como cualquier autodidacta, leer era su mejor alternativa. 

Cocineros relevantes como Andoni Luis Aduriz, Joan Roca y Quique Dacosta, entre una lista interminable, le han servido de inspiración. Aprender sus técnicas le servirían para convertir la gastronomía castellana en una cocina más evolucionada, sin perder ese toque de tradición.

Su juventud no está reñida con su experiencia, y ésta le ha servido para que hayan sido numerosas las ponencias que ha realizado y los cursos que ha impartido. Otra actividad que se ha convertido ya en una costumbre, es la de colaborar todos los años con algún colegio enseñando buenos hábitos de alimentación a los más pequeños de la casa.

Quizás la mayor dificultad a la que se enfrentó Óscar fue la de dirigir a tan temprana edad una cocina. Saber cocinar no lo era todo, tendría que aprender todos los entresijos que se cocían entre bambalinas y encargarse de organizar el equipo humano que compone la cocina, teniendo en cuenta que muchos le doblaban la edad.

Si queremos encontrar a Óscar tenemos que ir directos al corazón de El Ermitaño, la cocina es para él su refugio y la que le permite dar rienda suelta a su imaginación. Cada cambio de estación supone un nuevo reto para él. Adora el momento de encontrarse con su hermano para concretar la nueva carta con la que sorprenderán a sus comensales

Óscar Manuel